¿Cuál es el origen del movimiento sindical? ¿Hacia dónde se dirige?
Hace algún tiempo que, tanto en nuestro país como en el resto del mundo, se debaten asuntos relacionaos con el movimiento sindical en un contexto dicotómico de “existencia – no existencia” de los sindicatos. Oficialmente hay un 6% de trabajadores afiliados a sindicatos, pero, en un contexto en que millones de trabajadores quisieran afiliarse, es un signo de “crisis” para el movimiento sindical el que para hacerlo tengan que arriesgarse a perder su trabajo o a pasar a engrosar las listas negras. Si hay una crisis, cuestiones relativas a cómo solucionarla deberían ser preferentes. Paralelamente a la extensión y profundización de la crisis surgen las siguientes preguntas. “¿Qué va a pasar con nuestros sindicatos?” “¿Qué clase de sindicatos necesitamos?”
Las respuestas a estas preguntas no son complejas. Para convertirse en la organización de la clase trabajadora, los sindicatos tienen que revitalizarse apoyándose en los sectores progresistas de la clase trabajadora a la vez que llevando a cabo una transformación consciente de sus percepciones y estructuras; o llegar a la misma conclusión tras un largo período de sufrimiento.
Nuestro partido, a la luz de las lecciones extraídas de la historia de la lucha de la clase trabajadora quiere proponer una respuesta a la pregunta “¿Qué clase de sindicalismo necesitamos?” al objeto de que nuestra posición sea objeto de debate en los sindicatos y en el mundo académico. Nuestro partido ha abierto esta cuestión a debate como resultado de un encuentro organizado en memoria de uno de sus miembros fundadores, Memet Kılınçaslan, el 23 de mayor de 2010.
Desde la presentación de la propuesta se han producido amplios debates, resultado de los cuales han llegado sugerencias y críticas. A la luz de estas, hemos revisado el documento. Por ejemplo, como resultado de los debates, el concepto de “sindicalismo de afiliados” no se utiliza en el documento por entenderse que, en todo caso, los sindicatos ya defienden los derechos de sus afiliados.
También se ha criticado que el documento inicial fuera “inespecífico” en cuestiones relativas a las actuales estructuras sindicales, a los recursos y potencialidades de nuevas cuestiones en relación con estas estructuras; a los deberes de los sindicalistas y trabajadores progresistas; y a cómo se reestructurarán los sindicatos como resultado de esa deseada transformación.
Además, el documento ha sido diseñado para permitir que la discusión sobre los 200 años de lucha de la clase trabajadora en el mundo y el movimiento sindical en Turquía se desarrolle de manera fructífera. El asunto central de este documento se convertirá en tema de debate de otros documentos, artículos y libros a la luz de posteriores debates. Sobre todo porque mientras las luchas ganan “momentum” y el movimiento sindical da pasos en el camino de la transformación, extraeremos nuevas lecciones de la historia de la lucha de la clase trabajadora y también veremos que parte del conocimiento que hemos adquirido a partir de nuestra experiencia ya no nos sirve hoy.
Al tiempo que este documento era sometido a revisión, se estaba desarrollando una “Conferencia Sindical” en Kocaeli (una ciudad industrial de Turquía) y una “Convención de Trabajadores” en Gebze[1]. Los trabajadores y sindicalistas se centraron en diferentes aspectos de la pegunta y se adjudicaron tareas. También nos han llegado noticias de preparaciones de conferencias y convenciones de trabajadores. Como se puede ver en estos encuentros y en otro tipo de actividades e iniciativas organizadas por los trabajadores durante los últimos meses de 2010 y primeros días de 2011, se están dando importantes debates dentro de los sindicatos, y el futuro cercano dejará patente las potencialidades y recursos de una transformación. Más aún, un importante sector de trabajadores progresistas y sindicalistas van a llegar a una unidad de pensamiento y acción sobre la necesidad de transformar y desarrollar el movimiento sindical, y de hacer de las masas una parte de este esfuerzo.
Para tener un buen conocimiento del proceso es esencial la contribución de sindicalistas veteranos, militantes que tomaron parte en anteriores luchas de la clase trabajadora y de relevantes profesionales y académicos. Y sólo como resultado del incremento de sus contribuciones se podrá obtener en las conferencias, convenciones y otras actividades un conocimiento profundo de las luchas y de las lecciones de tales luchas.
LA FORMACIÓN DEL MOVIMIENTO SINDICAL EN LA HISTORIA.
Los sindicatos surgieron para dar fin a la lucha entre trabajadores enfrentándose entre sí en el proceso de vender su fuerza de trabajo y para unirles contra el patrón. Desde entonces, este prerrequisito de unir a los trabajadores contra las fuerzas del capital no ha cambiado. Cualquier organización que quiera ser digna de llamarse “sindicato” necesita cumplir con este principio central.
Las primeras asociaciones establecidas por trabajadores en sus lugares de trabajo eran emblemáticas de la forma embriónica de lo sindicatos. En cada centro de trabajo había un sindicato de rama; con el tiempo, trabajadores de diferentes sectores (sector industrial) se agruparon bajo el paraguas del mismo sindicato y la misma federación sindical. De manera gradual, los trabajadores de diferentes sectores establecieron diferentes sindicatos y se establecieron federaciones a escala nacional.
Los sindicatos que se agruparon en confederaciones también se organizaron internacionalmente. Los sindicatos, dependiendo del progreso del movimiento obrero, han perseguido o adoptado nuevos roles, pero en los doscientos años de lucha han sido las organizaciones más masivas de la clase obrera, las más extendidas y las más consistentes.
Los sindicatos, que se unieron primero por sectores y luego a escala nacional, no se han limitado a acabar con la competencia entre los trabajadores, sino que también han luchado contra las fuerzas del capital en pos de mejores condiciones laborales y de vida intentando eliminar la explotación. No han sido la organización de tal o cual trabajador, sino que se han convertido en las organizaciones de toda la clase obrera. Y al evolucionar hacia “el centro de la lucha de la clase obrera contra el capitalismo” han conseguido convertirse en el centro de lucha contra el capital.
Los sindicatos se han formado y desarrollado como organizaciones de clase independientes, sin ataduras (financieras, políticas o ideológicas) con el capital y sus organizaciones. El objetivo de la aristocracia obrera y de los partidos capitalistas de dividir y sustituir a la clase trabajadora estableciendo vínculos entre partidos obreros y capitalistas ha dañado la cualidad antes reseñada de los sindicatos “ser independientes del capital”, lo cual ha sido un elemento común de fricciones y divisiones en el movimiento sindical.
En la segunda mitad del siglo XIX, particularmente en el último cuarto, los sindicatos se habían convertido en “los centros de movilización y lucha de la clase obrera contra el capital” como resultado de su capacidad de movilizar a millones de trabajadores. Los sindicatos también se convirtieron en los pilares de los partidos de la Segunda Internacional. Como resultado del reconocimiento de ser las organizaciones de la clase obrera, los sindicatos crecieron en tamaño e influencia, de ahí que no eran sólo las organizaciones de la población obrera activa sino que también organizaron a otros miembros de la familia obrera, como la juventud, los parados, las mujeres, hombres y niños. Por tanto, el papel y responsabilidades de los sindicatos se ampliaron, pasando de ser organizaciones construidas para eliminar la competencia entre los trabajadores y luchar por mejoras económicas, a cultivar y contribuir a la educación social, cultural, ideológica e incluso política de la clase obrera.
Al representar a millones de trabajadores, los sindicatos se convirtieron en una fuerza determinante en la lucha contra el capital, el cual, por su parte, junto con sus partidos, intensificó las actividades destructivas dentro de los sindicatos. Las actividades de estos últimos y su dependencia de la aristocracia obrera llevaron a la creación de diferentes tendencias burguesas dentro de los sindicatos. Al movimiento sindical nunca le han faltado sindicalistas cristianos, diferentes corrientes de sindicalismo nacionalista, ni tendencias sindicales burocráticas y reformistas. La creación de estas tendencias desclasadas que comenzaron a desarrollarse paralelamente al crecimiento y consistencia de los monopolios en el último cuarto del siglo XIX y principios del XX, has sido la tarea número uno de la aristocracia obrera.
El término aristocracia obrera denota la “principal tendencia” dentro del movimiento sindical opuesta al de “sindicalismo obrero”. Esta aristocracia desea que la clase obrera sea tribalmente leal al capitalismo y camina de la mano o muy próxima a los partidos laboristas reformistas, en particular los de la Segunda Internacional que mostraron su deseo de confluir con el capitalismo. La existencia y crecimiento de sindicatos cristianos, nacionalistas y, posteriormente, sindicatos del crimen, sindicatos amarillos, sindicatos piratas, sindicatos fascistas, sindicatos americanizados, está inextricablemente unida a los deseos de la patronal y los partidos del capital, pero también a las esperanzas difundidas y las desilusiones creadas por los sindicatos reformistas.
A principios del siglo XX el movimiento sindical internacional estaba dividido en dos corrientes principales. Por una parte estaban los sindicatos reformistas y colaboracionistas que consideraban que el capitalismo era eterno y se limitaban a mejorar las condiciones laborales –en realidad, ni siquiera ese objetivo era otra cosa que palabras huecas porque en la era del capitalismo monopolista era necesario enfrentarse al capitalismo. Por otra parte, estaban los representantes del sindicalismo obrero de clase que pretendían erradicar la explotación y, más aun, basaban su estrategia en la creación de un mundo sin guerras ni explotaciones por lo que sus políticas económicas estaban determinadas por este principio. Otras tipos de sindicatos burgueses surgieron de las profundas grietas de esta división. Entre ellos, los sindicatos americanos, surgidos después de la segunda guerra mundial, cuando EE.UU se declaró como fuerza hegemónica, que habían abatido, sustituido y controlado a los sindicatos reformistas.
Durante el siglo XIX y principios del XX, cuando las conquistas de la lucha de la clase trabajadora estaban en lo más alto, aparecieron los sindicatos reformistas con una clara intención: propagar la idea de que dichas conquistas eran un derivado de su posicionamiento colaboracionista y reformista a la vez que consecuencia de la pérdida del capitalismo de su posición de “explotador malvado”. Durante el último cuarto del siglo XX los sindicatos reformitas mostraron su vulnerabilidad, su naturaleza disfuncional e ineficaz a la vez que quedaba patente su poca influencia sobre los gobiernos y la patronal.
ESBOZO DE LA LUCHA SINDICAL EN TURQUÍA
En Turquía, los sindicatos surgieron en un momento de máxima división como resultado de los duros enfrentamientos entre dos formas divergentes de sindicalismo, a saber, la de los sindicatos americanos (USA), que habían conseguido influenciar a las direcciones de los sindicatos reformistas en Europa, y la de los sindicatos obreros de clase dirigidos por la Unión Soviética. Se echa en cara a los sindicatos americanos el papel que desempeñaron en restructurar los sindicatos para fortalecer la hegemonía mundial de USA. En Turquía los sindicatos fueron cerrados en 1925, fueron nuevamente ilegalizados en 1946 tras sólo un año de legalidad. Posteriormente fueron nuevamente legalizados en los años 50 con el establecimiento de Türk-İş en 1952.
Türk-İş, que es el núcleo a partir del cual se implantó el sindicalismo y los hábitos sindicales en Turquía, estaba influenciado sobre todo por los sindicatos americanos, en particular los anglo-americanos. Así, durante los años 50 y 60, los organizadores de Türk-İş fueron formados en USA. Es sabido que de esta formación se encargaban agentes de la CIA, y que a los sindicatos se les encargó durante este periodo la tarea estratégica de expandir la hegemonía de USA en el mundo mediante la supervisión y el control de los sindicatos en Turquía y otros países.
Contrariamente a los sindicatos reformistas de Europa, Türk-İş se creó con la pretensión de sindicalismo “meta-político” o sindicalismo “no-político”. La consecuencia de esta noción de sindicalismo “no-político” es su desentendimiento de la política de la clase obrera. Las principales fuentes ideológicas en la creación de Türk-İş se basaron en los siguientes eufemismos: “no entrometerse en política” “oposición al comunismo” y “fuerte sentimiento nacionalista”. El espíritu del famoso “principio 24” de Türk-İş se basaba en tal enfoque ideológico.
Lo que se quería decir mediante sindicalismo “no político” era “no involucrarse en la política de la clase trabajadora”. Esto era así porque Türk-Is, que fue el resultado de la convergencia de ramas de trabajadores tanto del Partido Republicano del Pueblo[2] (CHP) como del Partido Democrático (DP), que tenían vínculos muy próximos con esos dos partidos y otros partidos del capital. Tanto que destacados líderes acabaron siendo candidatos por estos dos partidos en las elecciones, y que el que Türk-İş ofreciera ministros a la junta se convirtiera en norma.
Una de las primeras cosas que los sindicatos reformistas americanos y europeos enseñaron a Türk-İş fue a reducir la lucha sindical a la mediación entre “responsables sindicales” con la patronal y el gobierno. Aunque la Constitución de 1961 reconocía el derecho a la huelga y a que en 1963 dicha ley entró en vigor, Türk-İş presumía de “ser el sindicato que no va a la huelga”. La burocracia sindical había fortalecido su dominio sobre el sindicato al excluir a los trabajadores de la lucha y al convertir la actividad sindical en trabajo de “sindicalistas”.
Si dejamos aparte el periodo entre 1967 y 15-16 de junio de 1970, periodo en el que algunos sindicatos abandonaron Türk-İş para crear DISK, no ha habido ningún otro periodo en el que los trabajadores de Turquía hayan podido tomar la iniciativa en la lucha sindical. Aunque en algunos centros de trabajo durante los años 70 y también durante el periodo entre las Actividades de Primavera de 1989 y la Guerra del Golfo de 1991, hubo momentos en que las “iniciativas obreras” ganaron importancia, en general su influencia sobre el movimiento sindical ha sido mínima.
LA LUCHA PARA TRANSFORMAR LOS SINDICATOS
La realidad es que los sindicatos americanos, reformistas, nacionalistas, cristianos, islamistas, fascistas, amarillos o como se les quiera denominar o clasificar, que además de ser sindicatos colaboracionistas, son sindicatos que excluyen a los trabajadores de la lucha sindical, han caído en la cuenta de que las cosas no pueden seguir así y de que, tal y como están, se derrumbarán antes o después – de hecho ya han comenzado a derrumbarse. Además, no quieren que se acabe la presente situación y volver atrás, ni transformar sus sindicatos en sindicatos luchadores o militantes. Algunos de estos sindicalistas no quieren transformar sus sindicatos porque tal y como están beneficia sus intereses como medio de subsistencia, a la par que supone una fuente de patrocinio político. Por eso, dichos dirigentes sindicales deben concebirse como enemigos de clase y considerados como objetivos en el proceso de transformación. Por otra parte, hay algunos sindicalistas conscientes de los problemas pero no tienen una idea clara de cómo solucionarlos. O los que se preguntan por una “ruta de salida” a estos problemas, pero debido a su falta de unidad de pensamiento y acción con los trabajadores y obreros progresistas, se mantienen inactivos, pesimistas y abatidos.
- Transformando la estructura de los sindicatos
Como se ha establecido desde el principio de este documento, el objeto del mismo es dilucidar sobre las siguientes cuestiones: ¿Cómo se pueden transformar los sindicatos? ¿Qué se necesita para poder hacerlo? ¿Cuáles son los pilares de esta transformación? Pero para comprender profundamente los pilares y nuestras responsabilidades en este proceso de transformación, es conveniente comentar brevemente las implicaciones de esta trasformación en la estructura organizativa.
- Los centros de trabajo son los lugares de organización de los sindicatos: los órganos de los sindicatos –que son las organizaciones más antiguas y de mayor base social de la clase obrera y que al haber experimentado numerosos alternativas organizativas son organizaciones que se adaptan mejor a esta forma de lucha- deberían basarse y organizarse en los centros de trabajo. La afiliación no debe de consistir en masas desinteresadas que meramente informen o deleguen todos los poderes a los representantes sindicales; los sindicatos deberían de organizarse incluso en las unidades más pequeñas del y alrededor del comité de representantes. Al organizarse dentro y alrededor del comité de representantes pueden centralizar la actividad organizativa en el centro de trabajo. Hay representantes y líderes, pero lo que se necesita son comités y líderes que den cuenta a estos comités. Esto es absolutamente obligatorio para una verdadera organización sindical. Sin la existencia de tales comités y sindicatos organizados, incluso en los centros más pequeños, las masas continuarán existiendo pero no será posible crear estructuras organizativas basadas en la responsabilidad y la disciplina sindical. Aunque los sindicatos son las organizaciones de mayor base social, todavía es necesario que los sindicatos se basen en la organización y la disciplina. De este modo el movimiento sindical podrá formar, a través de la organización y la disciplina, no sólo a los trabajadores progresistas sino también a toda la masa obrera.
Las ramas sindicales no son más que la expresión y centralización de la unidad de los trabajadores organizados en el centro de trabajo. Desde luego que, tal y como ocurre hoy en día, el centralismo seguirá siendo un rasgo del movimiento sindical en el futuro y estará basado en diferentes sectores laborales (federaciones, confederaciones, etc.). El centralismo también continuará a escala nacional (más entonces que ahora, puesto que se basará en principios democráticos). Lo que es esencial es que estas iniciativas centralizadoras no se conviertan en vehículos para la creación de plataformas para la burocracia sindical, si no que deberían ser una expresión de la unidad y medios de los trabajadores a un nivel diferente. Para que cualquier órgano sindical (rama, centro, federación y confederación) sea digno de tal nombre tiene que realizar sus tareas en los centros de trabajo y organizar a un amplio sector de las masas obreras.
Ciertamente esta es la única manera de evitar que los trabajadores sean excluidos de la lucha de la clase obrera, que es uno de los problemas fundamentales a los que hoy se enfrenta el movimiento sindical.
- Organizando a los trabajadores que viven en barrios obreros: teniendo en cuenta las condiciones de nuestro país y del mundo actual, incluso cuando los sindicatos están bien organizados en los centros de trabajo y las actividades de los representantes sindicales son supervisadas y analizadas, la estructura organizativa necesita ser “complementada.”. Esto puede alcanzarse mediante el establecimiento de centros o asociaciones culturales obreras (el nombre podría ser otro) en los barrios en los que residen los trabajadores de ciertos centros de trabajo o ciertos sectores. Podrían ser creados y dirigidos por los sindicatos organizados en diferentes sectores de la misma zona industrial. La construcción de estas entidades por varias ramas sindicales que organizan a los trabajadores de diferentes sectores jugará un papel relevante al permitir configurar una unidad de pensamiento y acción en los trabajadores y les permitirá reconocer que no sólo pertenecen a la misma profesión, sino también a la misma clase. Hay factores que han aumentado las razones en pro del establecimiento de tales puntos de reunión, factores tales como los cambios producidos por la dispersión de las industrias; las dificultades de los trabajadores de mantenerse por mucho tiempo un mismo puesto de trabajo y por pasar mucho tiempo lejos de sus hogares; trabajadores que se mudan a barrios que están más cerca de los centros industriales y las grandes fábricas.
De estas organizaciones que son complementarias a las organizaciones sindicales en los centros de trabajo se puede decir lo siguiente:
- Una de las sus principales funciones será permitir que los trabajadores que no tienen ninguna responsabilidad en el centro de trabajo ni en la organización sindical, asuman responsabilidades en su barrio para organizar y estructurar sus vidas y sus acciones. Más aún, como consecuencia de la organización de actividades sociales, culturales, educativas, etc., se sembrarán las semillas de una relación permanente entre los trabajadores, y como consecuencia de la relación cara a cara que los trabajadores tendrán con los cargos sindicales durante la organización de estas actividades se añadirá una nueva dimensión en la relación entre unos y otros. Así, gracias a la existencia de estos centros y asociaciones, los trabajadores no solo tendrán el poder de participar y contribuir a la democratización de las estructuras sindicales sino que también determinarán bajo qué términos los representantes sindicales habrán de rendir cuentas.
- Otra característica importante es que los trabajadores tendrán la oportunidad de pensar en cuestiones que van más allá de su trabajo y también ocuparán posiciones desde las que movilizar a gente de diferentes estratos sociales. Además su agenda estará inevitablemente ocupada por los problemas que se dan en un barrio obrero: desempleo, pobreza, medio ambiente, vivienda, planificación, cultura, educación, salud, juventud, tercera edad, mujeres, niños, además de por las decisiones de los gobiernos centrales o locales sobre inflación, impuestos y nuevas leyes y normas que afecten a la gente de una determinada zona.
- Otra ventaja de tener tales organizaciones será que resultará más fácil conjuntar la lucha de los trabajadores de diferentes sectores y regiones. Pero lo importante aquí es el vínculo que estas organizaciones tendrán con los diferentes órganos sindicales: no hace falta decir que, como consecuencia lógica de sus objetivos, tales organizaciones necesitarán tener vínculos con los órganos sindicales, pero también una relativa autonomía de los mismos. Las estructuras administrativas de estas organizaciones tienen que consistir de una minoría de miembros y un gestor de los sindicatos, y una mayoría de miembros elegidos por los afiliados la/s región/es en cuestión. Deberían estar financiadas por las ramas sindicales locales mediante el establecimiento de fondos o haciendo uso de los fondos de la rama. Como requisito necesario de democracia organizativa, los cargos sindicales de rama tendrán que participar en estas estructuras y, a cambio, los sindicatos deberían contar con un número de delegados de estas instituciones.
En conclusión, la quintaesencia de la organización sindical pasa por la organización en los centros de trabajo y en segundo lugar, de manera complementaria, están las organizaciones de barrio – instituciones que las ramas sindicales deberían establecer en los diferentes barrios en los que viven los trabajadores.
- Democracia sindical como única manera de que los trabajadores puedan pedir cuentas a los sindicatos y controlarlos: La democracia sindical es la única condición para proteger a los sindicatos de fuerzas perniciosas. Por eso, los sindicatos deben abogar por la democracia. Es cierto que hoy en día en nombre de la democracia sindical se están produciendo diferentes abusos: tribalismo, bandidaje, sectarismo, pro-gubernamentalismo, votaciones falsas, decisiones judiciales fabricadas. Pero estas prácticas no deberían impedirnos defender la democracia sindical, como tampoco deberían impedirlo otro tipo de prácticas, tales como sindicalistas alistando “delegados” en los cuerpos administrativos (como se vio en Túrk-Metal); despidos de trabajadores disidentes en cooperación con la patronal (como en el ejemplo e Lastik-İş), elecciones mafiosas presentadas de manera que cumplan los criterios constitucionales y parezcan democráticas.
Como ocurre con otras instituciones, el rasgo democrático fundamental en los sindicatos es que los cargos sean elegidos. Solo si estas elecciones garantizan que se refleje el deseo de los trabajadores pueden considerarse democráticas. Por tanto, comenzando por las elecciones de los órganos representativos, todas las elecciones deben reflejar los debates sobre qué dirección deben tomar los representantes sindicales y cómo debe progresar el movimiento sindical: y sólo los candidatos más adecuados para impulsar los resultados de estos debates deberían ser elegidos. Además, estos representantes deben tener total conocimiento del principio de que a menos que lleven a cabo o reflejen el deseo de aquellos que les han elegido, serán destituidos de sus puestos. Sólo deben presentarse a las elecciones si aceptan totalmente esta condición.
- ¿Cuáles son las bases para transformar a los sindicatos hoy?
El responder a las siguientes preguntas se está volviendo cada día más importante: “¿A partir de dónde y cómo va a progresar el movimiento sindical hoy; cómo organizarán los sindicatos al núcleo central de los obreros empleados en las grandes empresas; y cómo pueden los sindicatos organizar secciones progresistas en la clase obrera?”
Como ya se ha dicho, muchos sindicalistas no están contentos con la situación actual y la inercia impuesta a los sindicatos, Pero un importante sector de ellos intenta obtener beneficios personales de la situación actual coaligándose con el gobierno y las fuerzas del capital. El resto admite que la situación es inacatable y se siente afligido, pero dado que sus vidas, pensamiento y emociones están carentes o separadas de la lucha de clase, son altamente pesimistas sobre la existencia de un fututo mejor en cuya creación jueguen un papel importante los trabajadores y los sindicatos. Desde luego que existen un grupo de sindicalistas que no debe ser subestimado que presta atención a la pregunta de “cómo pueden liberarse de la situación actual los sindicatos” procurando buscar un respuesta. Y dependiendo de lo convencidos que estén de la respuesta dada, participaran en “la transformación de los sindicatos”.
Uno de los pilares del dinamismo para el cambio son los sindicalistas que permanecen al lado de los trabajadores, que son símbolo de la acumulación de años de lucha llevados por la clase trabajadora en Turquía, pero el principal pilar para del cambio o transformación son los trabajadores que no han abandonado la lucha incluso después de la traición de la burocracia sindical aliada con el capital y el gobierno. Su lucha se ha desarrollado a veces en la mediana y gran empresa, otras en el sector servicios y otras ha llegado a los CIO (Centros Industriales Organizados). En su mayor parte, tales luchas han fortalecido la lucha por el trabajo y la democracia. Como consecuencia de la privatización, el cierre de empresas, el número de pensionistas y las luchas sindicales internas, el número de afiliados a los sindicatos ha descendido, lo cual ha llevado a la desmoralización y falta de motivación. Pero frente a esta desmoralización y falta de motivación, los trabajadores que han sido apuñalados por la espalda por la burocracia, nunca han abandonado la lucha sindical. Aunque sólo un pequeño grupo de centros de trabajo son capaces de sindicalizarse cada año, esta lucha por la sindicalización no ha terminado. Y no constituye una exageración decir que hoy, en cientos e incluso miles de centros de trabajo, jóvenes obreros están debatiendo y contemplando la idea de lograr la meta de sindicalizarse.
Ex expresiones del incremento la lucha obrera son:
- El dinamismo alcanzado a partir de los cambios estructurales de la clase obrera como un pilar de transformación.
En Turquía hay hoy 11 millones de trabajadores, la mitad realizando trabajo ilegal, que de acuerdo a su estatus como empleados pueden sindicalizarse. Una parte importante está empleada en los CIO. Las CIO son complejos industriales que emplean 35.000-100,000 trabajadores por todo Anatolia que se permiten pese a sus prácticas: patronos que favorecen mano de obra precaria y no especializada, subcontratación y derivación de trabajo a empresas auxiliares, y políticas del gobierno que fragmentan las grandes empresas. Los patronos de todo el mundo mediante la fragmentación de grandes empresas han contribuido de hecho a crear las condiciones para que muchos trabajadores se unan.
Lo que es más, en los últimos quince años la estructura industrial de Turquía ha experimentado una transformación, resultado de la cual, las industrias del automóvil y del metal se han convertido en la locomotora económica, desplazando a las industrias tradicionales, como las industrias alimentaria y textil, y también haciendo que caiga el número de empleados del sector público. Independientemente de que los sindicatos se hayan aprovechado de esta coyuntura, ésta ha profundizado la proletarización de la clase trabajadora y fortalecido su capacidad para actuar y luchar.
Estos trabajadores jóvenes se han proletarizado principalmente como resultado de la emigración del campo a la ciudad, y con cada año que pasa el carácter proletario de estos trabajadores ha aumentado y han ganado en experiencia. Durante los últimos 20 años, debido a la opresión de los kurdos en Turquía causada por la guerra llevada contra los ellos, la mayoría de la población joven kurda ha pasado a formar parte del ciclo de explotación industrial. Como resultado de este proceso de rápida proletarización, el número de jóvenes kurdos entre los trabajadores jóvenes de Turquía ha ido aumentado, y tal proceso ha tenido implicaciones para la Cuestión Kurda, no sólo en el sentido amplio del problema de democratización de Turquía y/o del internacionalismo obrero, sino como una cuestión específica y diaria en la relación de los trabajadores con los sindicatos. Tal proceso ha dado a los trabajadores provenientes de diferentes orígenes (turco-kurdo; sunita-alevita) la oportunidad de interactuar como miembros de la misma clase. También ha dado la oportunidad de resaltar la importancia no sólo de tal interacción, sino la de establecer vínculos íntimos entre los problemas relacionados con la democratización de Turquía y la lucha de la clase obrera.
Aunque estos cambios estructurales de los últimos 15 años han dado a los sindicatos la oportunidad de organizarse y reforzar sus actividades, no ha ocurrido tal cosa. Aún más, algunos destacados sindicalistas y “expertos” argumentan que tales cambios estructurales son la causa de su mala situación de hoy; y al difundir dudas en relación al papel histórico de la clase trabajadora, tratan de justificar su incapacidad y su política de concertación. Lo que en realidad ha sucedido es que muchos sindicalistas se han desconectado de los sentimientos y exigencias de la clase trabajadora y que sus políticas ce concertación han supuesto un obstáculo para organizar a los trabajadores jóvenes, entusiastas e inexpertos.
Para el propósito de este documento, podemos decir que nuestra clase obrera, dado su crecimiento y juventud, por consistir de kurdos, turcos y gentes de diferentes nacionalidades, por ser capaces de superar toda diferencia nacional, religiosa, denominativa, tiene el potencial de ser la clase que determine el futuro de este país. Ésta es la realidad objetiva de hoy.
- Plataformas sindicales como instrumentos de transformación:
Formaciones tales como la “Plataforma Representativa” y las “Asociaciones de Sindicatos”, que se formaron en el período justamente anterior y posterior a las Actividades de Primavera de 1989, crecieron en un momento en que el movimiento obrero estaba en su cima y jugaron un papel crucial en el desarrollo del movimiento sindical. Tales formaciones no sólo sirvieron al objetivo de enfrentare al capital, desarrollando y ensanchando el movimiento sindical; también sirvieron al objetivo de desligar a los sindicatos de la burocracia sindical formando sindicatos militantes. Estas formaciones tampoco llegarán a nada si no hacen honor a sus promesas enfrentándose a los ataques del capital y transformando los sindicatos. Por tanto, las fuerzas progresistas de clase de estas formaciones deberían actuar de manera decisiva y prudente para desarrollar el movimiento sindical, transformar a los sindicatos y desligar el movimiento sindical de la burocracia sindical.
Cuando observamos el progreso de las ramas sindicales y de las plataformas de representantes vemos claramente que han desempeñado un papel esencial en el desarrollo de cuestiones relevantes: facilitar la lucha de los trabajadores contra el capital y ampliar las miras de las organizaciones sindicales; la transformación de los sindicatos; y basar o ligar las plataformas a las unidades de producción y de servicios.
Es evidente que es de gran importancia para las centrales sindicales progresistas que tengan representantes el participar en los órganos centrales de los sindicatos. Esto les permitirá luchar contra las conspiraciones y las decisiones de la burocracia sindical que vayan en contra de los intereses de la clase trabajadora. También les permitirá desvelar la suciedad de la burocracia. Esto no es sólo verdad en el caso de la organización central de los sindicatos, también es importante que los individuos progresistas (incluso si es una sola persona) participen en el “Comité Ejecutivo” o “Comité Consultivo” de las confederaciones, para poder reflejar los deseos de los trabajadores en tan importante órganos.
Cualquiera que observe el movimiento sindical sabe que es absolutamente esencial que los sindicatos actúen conjuntamente para desarrollar el movimiento obrero y organizar a los trabajadores en las estructuras sindicales. Y si los sindicatos no persiguen tal objetivo, y si los trabajadores progresistas y sindicalistas en los centros de trabajo asociados a los sindicatos no pueden crear plataformas obreras y ramas sindicales que impongan esta línea de acción, ni siquiera el estado calamitoso en que los sindicatos se encuentran hoy será sostenible. Si los sindicatos no experimentan los cambios necesarios, surgirán inevitablemente otras organizaciones y sindicatos capaces de organizar a la clase obrera. Fundamentalmente porque la lucha obrera siempre es capaz de renacer de sus cenizas.
- Los CIO como fuente para inyectar nueva sangre en la lucha obrera:
La lucha de los jóvenes trabajadores en los CIO y en los nuevos polígonos industriales constituye uno de los campos más importante y específicos a partir de los que el movimiento sindical se va a desarrollar. Como han demostrado las luchas de la última década en diferentes centros de trabajo en los CIO (las últimas fueron las de los trabajadores de Desa y Çemen), es difícil que un solo centro de trabajo dentro de los CIO tenga el reconocimiento, como es difícil organizar a los diferentes centros de trabajo de los CIO uno a uno. No importa de qué confederación o sindicato se trate, para que alguna de las luchas en los CIO culmine en victoria hace falta que tales luchas sean organizadas mediante la colaboración de los sindicatos y las ramas sindicales y también es crucial que haya unidad de acción entre los jóvenes trabajadores de las grandes y de las pequeñas empresas. En estos lugares, los patronos están organizados de arriba abajo. La dirección de los CIO está actuando como el “gran jefe” poniendo en listas negras a los trabajadores militantes y apoyando financieramente a los patronos que se oponen a los trabajadores y a los sindicatos. Por tanto es absolutamente necesario que los trabajadores presenten batalla contra este “gran jefe”.
En los CIO es esencial aprovechar las oportunidades o victorias facilitadas por resistencias comunes. Y los sindicatos que quieran organizarse en los CIO tienen que tener claro que se tienen que organizar en la totalidad del complejo. La huelga de 74 de los trabajadores de Çemen Textil ha ilustrado no sólo como organizarse contra la patronal, sino también contra la policía, la dirección e incluso la burocracia sindical. La dirección sindical consiguió acabar con la huelga aplacando a los trabajadores progresistas. De haber habido una organización a nivel de toda la CIO, otros trabajadores se habrían unido a los trabajadores del textil en huelga y esto habría permitido un resultado final diferente.
- d) La importancia de las grandes empresas en el proceso de transformación:
Es muy importante para el movimiento sindical y para la reconstrucción de los sindicatos que estos se organicen en las grandes empresas, que emplean de mil a ocho mil trabajadores. Algunos sindicatos están en los CIO, otros están repartidos. Es importante porque la gran empresa, además de presentar inconvenientes, también tiene rasgos favorables para la lucha sindical de la clase trabajadora de Turquía. Y lo que ocurra en estas empresas es probable que tenga un amplio efecto.
Una lucha obrera en las siguientes grandes empresas tendrá un inmenso efecto en la lucha obrera de Turquía: Renault, TOFAŞ, Ford, Petkim, TÜPRAŞ, Mercedes, Arçelik-Beko, İsdemir, Erdemir, Kardemir, Şise Cam Sanayi, industrias textiles, fábricas de neumáticos y minas como Zonguldak y Soma y los centros industriales o de servicios más importantes como THY (Líneas Aéreas Turcas), BOTAŞ, İSKİ, ASKİ, İZSU. Algunos de los centros mencionados están asociados con sindicatos como Türk Metal, Tes-İş, Çelik-İş, Lastik-İş, Teksif, que defienden los intereses de la patronal y que para bloquear cualquier intento de movimiento por parte de los trabajadores, colaboran con el patrón y los servicios de inteligencia. Pero los trabajadores de estos centros no se resignan y siguen luchando por sus demandas cuando lo estiman necesario. Esto demuestra que los trabajadores no están totalmente bajo el control de la burocracia sindical. Por ejemplo, en 1998 los trabajadores de las industrial del automóvil y del acero organizaron un gran movimiento contra los deseos de Türk Metal; el año pasado y este, el levantamiento de los obreros de neumáticos en Kocaeli contra Lastik-İş; las actividades y acciones de los trabajadores en Renault, Tofaş, ERDEMİR y İSDEMİR donde los sindicatos colaboran con la patronal. Y lo que es más importante, estas formas de lucha y otras acciones a pequeña escala suponen un caudal de experiencia en la transformación de los sindicatos.
- La lucha de los trabajadores del sector público constituye uno de los aliados importantes en el proceso de transformación.
Paralelamente al proceso de privatización y mercantilización de los servicios públicos, los trabajadores del sector público, por una parte, han pasado por un período de proletarización y de acercamiento de sus condiciones sociales a las de la clase obrera y, por otra, tienen que enfrentarse a los ataques de la burocracia sindical y del gobierno y al reforzamiento de los sindicatos progubernamentales, racistas y chovinistas. La repuesta de los trabajadores del sector público, como resultado de la influencia de KESK, ha consistido en la organización de huelgas, la intervención en desarrollar plataformas de trabajadores y en la lucha contra los sindicalistas colaboracionistas. Como resultado de tales procesos, las ideas de “transformación y de reconstrucción de los sindicatos”, se han convertido en elementos esenciales en la agenda de los trabajadores del sector público. Aún mas, hoy los sindicatos del sector público se han convertido en un pilar importante del movimiento sindical y en la construcción de alianzas entre los miembros progresistas del movimiento obrero y los sindicatos del sector público.
- Transparencia financiera de los sindicatos y sus liberados.
Otra rasgo de transformación de los sindicatos es superar la desconexión entre el trabajador y los cargos sindicales o, en otras palabras, que los sindicatos rindan cuentas a los trabajadores en cuestiones de finanzas, relacionadas con las actividades de los cargos y la transparencia en sus salarios y gastos.
Para la transformación de los sindicatos en esta cuestión hemos de considerar:
- Auditorías de las finanzas de los sindicatos:
Las cuotas, ingresos y gastos se regulan y controlan en las direcciones de las centrales sindicales y confederaciones de manera tal que éstas han monopolizado las normas financieras de tales órganos de gobierno. Este poder financiero les ha permitido controlar y subyugar a las ramas y representantes sindicales – alojando a delegados sindicales en hoteles y mirando para otro lado en cuestiones de gastos extraordinarios. Una de las formas de revertir este proceso es que las ramas colecten los fondos y decidan sobre su gasto. Así, sería la norma el que las ramas se hicieran cargo de las cuotas sindicales y se quedaran con la mayor parte de los ingresos (desde luego que las direcciones tendrían conocimiento y capacidad para auditar a los sindicatos) y el resto lo transfirieran a las direcciones de las confederaciones o sindicatos. En momentos de acción y resistencia industrial, es importante que las direcciones de los sindicatos y confederaciones permitan que los fondos recogidos por las ramas sindicales sean “utilizados” por las ramas como fondos de resistencia y solidaridad. Las leyes sindicales no permiten esto y las cúpulas sindicales no parecen preocupadas por ello. Eso no quiere decir que el uso de tales fondos de resistencia y solidaridad no sea conocido, al contrario, es limitado y las direcciones sindicales tienen control total sobre las financias de los sindicatos. Y esto nos lleva al mal uso de fondos con fines personales o sectoriales. Por eso algunos sindicatos, debido a tales abusos financieros han tenido que celebran “reuniones extraordinarias” y ciertos liberados han tenido que abandonar sus puestos. Pero los trabajadores siguen sin estar convencidos de que la mala práctica financiera y el abuso no existan. Debido a la organización centralizada de arriba abajo, las malas prácticas se han convertido en una cuestión normal y las organizaciones de base han sido silenciadas al respecto. La forma contraria es más democrática. Los órganos centrales deberían otorgar poderes financieros a órganos inferiores, por ejemplo, las confederaciones a los comités ejecutivos de los sindicatos, las direcciones a las ramas, las ramas a los representantes de los comités. Y se ha de hacer lo posible para que todos los comités directivos tengan en cuenta las opiniones de los trabajadores en cuestiones financieras. Así es como romperemos el yugo de la burocracia sindical y se desarrollará la democracia.
- Los sueldos de los liberados sindicales se han convertido en el principal interés de la burocracia sindical.
Con la excepción de algunos sindicatos, no se sabe cuanto se les paga a los cargos sindicales. Se dice que en ciertos sindicatos y confederaciones se les paga 30.000 liras[3] o incluso 60.000 liras al mes. También se dice que en algunos sindicatos la compensación por cuatro años de servicio es de entre 350.000 y 400.000 liras turcas. Por ejemplo, el presidente de un sindicato que cuenta con 6.500 afiliados cobra 20.000 liras al mes. Aun más, según información proveniente de periódicos del sistema, algunos altos líderes sindicales podrían tener fortunas personales superiores a las fortunas personales de algunos capitalistas. Se dice que algunos sindicatos están en bancarrota a causa del pago de compensaciones a liberados sindicales profesionales.
Los ingresos de ciertos sindicatos, que no contribuyen con una lira a los fondos de resistencia y solidaridad, es supuestamente menor que sus gastos, lo que les fuerza a vender lo que sea para poder pagar los honorarios de los liberados sindicales. La mayoría de estos no están contentos con su paga por lo que malversan el presupuesto dedicado a organización, cosa a la que nunca se dedican. Las medidas de los sindicatos para evitar tales acciones han consistido en cerrar ciertas ramas y en reducir el número de cargos sindicales. Todo esto ocurre en un momento en que liberados y trabajadores deberían tener vínculos más fuertes.
Hace ya algún tiempo que algunos destacados sindicalistas, debido a su conocimiento sobre la insostenibilidad de la situación financiera actual, han establecido fundaciones y transferido fondos de los sindicatos a estas fundaciones procurando tomar las medidas necesarias para ser miembros a sueldo de las mismas. Como resultado, algunas personas han tenido un doble sueldo: del sindicato y de la caridad.
Para prevenir este saqueo deben ponerse en práctica las medidas antes enunciadas. Por otra parte, el sueldo de los cargos debe equipararse al de los trabajadores mejor pagados del sector en el que estén organizados. Para la transformación de los sindicatos es necesario que las ramas sindicales cobren las cuotas sindicales y que una parte sea enviada a las direcciones. Una vez que se pongan en práctica estas medidas, habremos arrebatado el arma más importante en manos de la burocracia sindical y la burocratización basada en intereses financieros disminuirá. Las medidas preventivas enumeradas a continuación no sólo incrementarán el interés de los trabajadores por los sindicatos y la vida sindical, aumentarán su autoconfianza y les capacitará para ejercitar sus derechos, para que los liberados den cuentas y para ser candidatos: transparencia en el gasto, documentación para evitar encubrimientos, informes financieros de todos los sectores (rama, oficina central o confederación) que serán presentado a los delegados antes de las elecciones.
Uno de los primeros pasos en la transformación de los sindicatos tiene que ser la transparencia, en particular los sueldos, pagos por servicios prestados y pagas compensatorias a los liberados sindicales.
UN PROBLEMA IMPORTANTE PARA LA TRANSFORMACIÓN: LA FRAGMENTACIÓN SINDICAL Y LA COMPETENCIA ENTRE SINDICATOS
Es un hecho que una de las debilidades más preocupantes del movimiento sindical es su fragmentación y competencia.
También es una cruda realidad que en la agenda de la mayoría de los líderes sindicales no figura la unificación de sindicatos y del movimiento. Al contrario, confederaciones y sindicatos del mismo sector adoptan de hecho la estrategia de profundizar esta fragmentación y competencia como “razón de ser”. Pese al hecho de que sólo un 6% de trabajadores esté afiliado a sindicatos en Turquía y que hay millones de trabajadores a quienes convencer para unirse a los sindicatos, para muchos sindicalistas y sindicatos (incluso alguna confederación) el principal área de trabajo sindical es intentar que cambien de filas de un sindicato a otro el puñado de trabajadores ya afiliados. Con este fin, incluso utilizan los más despreciables métodos del sindicalismo amarillo, como colaborar con los gobiernos, autoridades locales y jefes, planes engañosos realizados con los círculos más chovinistas y nacionalistas, las fuerzas contraguerrilleras, las fuerzas de seguridad y los gobernadores, traicionando convenios colectivos. Esta forma de entender el sindicalismo, que incluso rechaza el principal y más antiguo principio de que los sindicatos nacieron para acabar con la competencia entre trabajadores, se ha organizado en los últimos años con el apoyo de líderes locales y centrales en aquellos sindicatos que se han convertido en “el patio trasero del gobierno”.
Con todo, existe la urgente necesidad de unidad y solidaridad sindical con los trabajadores y el movimiento obrero. Esto sólo puede lograrse a través de las fuerzas progresistas de los centros de trabajo y de las ramas sindicales, al igual que mediante la unidad consistente y lucha común entre los obreros conscientes y los sindicalistas en esos centros de trabajo. Por tanto, para ayudar a que se organicen trabajadores desorganizados, es muy importante que todos los obreros avanzados, representantes y ramas sindicales, funcionen como militantes de la unidad y la solidaridad, sin discriminar a ningún sindicato ni confederación.
En resumen, las fuerzas combativas de las ramas sindicales miembros de diferentes sindicatos y confederaciones, los trabajadores que se quieren organizar a pesar del rechazo de las direcciones sindicales, tienen que trabajar unidas y ser solidarias. La idea principal es que sea cual sea la mayoría sindical alcanzada en un determinado centro de trabajo debería ser apoyada para organizar el trabajo por el resto de sindicatos. Es muy importante que las ramas sindicales y los representantes se mantengan firmes ante las direcciones sindicales y confederales y mantengan una política de apoyo y solidaridad mutua para poder romper visiones estrechas de favoritismos hacia una región o hacia un sindicato.
La organización en las CIO resultará mucho más difícil si no se supera la fragmentación y la competencia sindical, si persiste la falta de unidad y objetivos comunes para unir a las fuerzas de clase, si continúa la falta de resistencia de las masas.
LA COMPOSICIÓN ÉTNICA DE LA CLASE OBRERA PUEDE SER UNA VENTAJA EN LA TRANSFORMACIÓN DE LOS SINDICATOS
La clase obrera en Turquía consiste de dos categorías diferentes: los que pertenecen a la nación y secta religiosa opresora y los que pertenecen a la nación y secta religiosa oprimida. Estas influencias nacionalistas, religiosas y regionalistas inflingen un grave daño al desarrollo del movimiento obrero.
La burocracia sindical, los jefes y los partidos del capital manipulan estas diferencias y las utilizan para reforzar sus propias filas enfrentando a los trabajadores. Por ejemplo, si el sindicalista es de origen turco y su oposición es kurda (o si uno es de la secta alevita y otro de la sunita) los trabajadores turcos serán considerados amigos y los kurdos son vistos como oposición. Esta táctica que se basa en la competición continúa, incluso después de las elecciones sindicales, es replicada por los partidos políticos con los trabajadores de diferentes nacionalidades. Esta tendencia a manipular las diferencias ha ido en aumento en los últimos 15-20 años. Pero, por otra parte, la patronal nunca piensan en la nacionalidad, religión, partido político o cuestiones tribales cuando explotan. A sus ojos un obrero es tan sólo mano de obra a la que explotar y el objetivo es movilizarlo tan rápido como sea posible.
La existencia de kurdos-turcos, alevitas-sunitas y otras nacionalidades y sectas religiosas en el seno de la clase obrera es una realidad, pero no hay datos concretos respecto a su composición específica porque el estado considera a todo el mundo “turco y sunita”. Sin embargo, puede decirse que debido a la enorme emigración de kurdos hacia el este y al incremento del número de campesinos alevitas pobres que emigran a las ciudades, el porcentaje de trabajadores kurdos entre los jóvenes trabajadores y en los CIO ha aumentado. Lo mismo puede decirse de los trabajadores alevitas. Por supuesto que una precondición para que la clase obrera se organice como clase es superar toda clase de diferencias y establecer la unidad sobre la base de los intereses de la clase obrera. Pese a ello, al igual que hace el estado, los sindicalistas manipulan estas diferencias, pero en lo que se refiere a buscar una solución democrática a la cuestión kurda, a la hermandad entre los trabajadores y pueblos de todas las nacionalidades y a que los sindicatos sean una parte en la solución de estos problemas, de repente adoptan la postura mas retrógrada y reaccionaria y argumentan que “ellos no pueden tomar parte en la cuestión kurda porque también hay trabajadores turcos, árabes, etc., además de kurdos”.
El factor determinante en el hecho de que los sindicatos hayan tomado la posición más retrógrada en la cuestión kurda, el mayor problema del país, es la proximidad de intereses de la burocracia sindical con el estado. Siendo conscientes de estas diferencias, para alcanzar el internacionalista obrero, los sindicatos deben defender la unidad de los trabajadores al margen de su nacionalidad y religión. Cuando los sindicatos estén en condiciones de unirse y movilizar a los trabajadores sobre la base de los intereses de clase, tanto los sindicatos como la lucha de clases tendrán que enfrentarse a menos problemas para seguir creciendo, sentando las bases para que los trabajadores puedan reclamar a sus sindicatos y tomar un papel más activo en la lucha. Esta será la base más importante para la transformación de los sindicatos. Por esta razón, incluso si a primera vista parece que es una “desventaja” el que la clase obrera esté compuesta de trabajadores de diferentes nacionalidades y religiones, de hecho, a medio y largo plaza refuerza la idea del internacionalismo. El desarrollo de la idea de hermandad de clase entra en la agenda de los sindicatos como una necesidad de la unidad de clase y en términos de intervención de la clase obrera en la lucha por la democracia. Esto ayudará a hacer que la clase obrera sea vista por las masas y las otras clases en términos de solución a los problemas del país.
Teniendo en cuenta la situación actual, el que la clase obrera tomara un papel activo en la solución de la cuestión kurda sería un paso significativo en el desarrollo de la fraternidad de los trabajadores y los pueblos al igual que en que los sindicatos tengan un mayor prestigio tanto ante los ojos de la gente como contra las fuerzas del capital.
Sin embargo, para lograrlo, tanto los sindicatos como la propia clase trabajadora necesitan ser parte activa en la solución democrática de la cuestión kurda y trabajar constantemente por la unidad y la solidaridad de los trabajadores turcos y kurdos, comenzando por el puesto de trabajo y expandiéndolo por el país, en línea con la internacionalización de la clase obrera.
Es cierto que la unidad de la clase obrera requiere superar todas esas divisiones nacionales y religiosas reconociendo la libertad de esas naciones y religiones oprimidas sobre la base del respeto mutuo. El factor determinante aquí es la fraternidad de clase, unidad en la lucha y organización de los trabajadores de diferentes nacionalidades y religiones.
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Resaltémoslo una vez más. Si uno de de los problemas más acuciantes de los sindicatos hoy en día es la exclusión de amplias masas de trabajadores de la lucha sindical y la reducción del sindicalismo a la capacidad de los sindicalistas para convencer a los patrones (sindicalismo burocrático), el otro es que se eviten los debates entre los trabajadores sobre los sindicatos y su intervención en los acontecimientos. Siendo esto así, sin la capacidad de establecer puntos comunes de acuerdo y de unidad de acción frente a los problemas y sus soluciones, los trabajadores y los sindicalistas de clase se convierten en meros comparsas.
El punto de arranque para la transformación de los sindicatos pasa por abrir un debate entre amplias masas de trabajadores sobre los problemas del movimiento sindical y el camino a seguir, y en lograr unidad de acción entre los sectores de trabajadores avanzados y los sindicalistas de clase en la búsqueda de soluciones.
Por lo tanto, es muy importante que todas las actividades en las que tomen parte los trabajadores, ya sea conferencias sindicales, consejos obreros, elecciones sindicales o congresos de cualquier rango (delegados, representantes, rama, direcciones sindicales, confederaciones), tenga este fin en mente y se plasmen en acciones prácticas para tomar decisiones y llevarlas a cabo.
Si este documento, y la idea de sindicato que aquí se ha explicado, sirve como base para superar los problemas sindicales, habrá cumplido su objetivo.
Octubre 2010
[1] Pequeña ciudad industrial cerca de Estambul.
[2] Partido de corte socialdemócrata
[3] Una lira turca equivale a 2€ aproximadamente.